
Por Guardaparque Martin Sotelo
En un día caluroso aproximadamente a las 8 de la mañana el pasado domingo 4 de marzo, el pescador artesanal Mario Delgado revisaba sus redes de enmalle normalmente cuando para su sorpresa además de peces encontró dos tortugas marinas atrapadas, una de la especie “Verde” (chelonia mydas) y otra “Cabezona” (Caretta caretta). Si bien Mario está acostumbrado a encontrar estos ancestrales reptiles marinos en sus redes (lleva más de 50 avistajes), nunca había sacado una “Tortuga Cabezona” tan grande como esta, ya que pesaba 35 kg de peso con un largo de caparazón de 69 cm y ancho de 66 cm. Estas dimensiones corresponden a un ejemplar sub-adulto.
   La Tortuga Cabezona es una especie oceánica que se reproduce en zonas  subtropicales principalmente y que frecuenta también zonas templadas en  busca de alimento. Se alimenta de invertebrados del fondo marino  (moluscos y crustáceos), aunque también puede comer peces pequeños. La  situación de conservación de esta especie es grave ya que es  categorizada “En Peligro de extinción” por la Unión Internacional para  la Conservación de la Naturaleza (UICN) debido a la captura incidental  en redes de pesca, la transformación costera de sus playas de anidación y  a la contaminación de los mares y costas.
  La Tortuga Verde  es el quelonio más común de encontrarse en el Estuario de Bahía Blanca  siendo todos los ejemplares juveniles. Utiliza esta zona para  alimentarse de algas y plantas acuáticas, aunque también puede comer  crustáceos. Enfrenta la misma categoría de amenaza que la Tortuga  Cabezona “En Peligro de extinción” y por las mismas causas.
  Al igual otros  pescadores artesanales Mario colabora con el personal de la Reserva  Natural Bahía Blanca, Bahía Falsa, Bahía Verde y con investigadores  nucleados en el “Programa Regional de Investigación y Conservación de  Tortugas Marinas de Argentina (PRICTMA) reportando los ejemplares  enmallados, a los cuales se les evalúa su estado de salud, se le toman  medidas corporales y muestras de tejido para realizar estudios genéticos  de sus poblaciones. Además las tortugas son identificadas con una marca  metálica que contiene un código individual de letras y números. A  través de estas marcas se puede conocer sus rutas migración, crecimiento  y edad de los ejemplares, para de esta manera plantear estrategias de  conservación para evitar la extinción de estos increíbles animales  marinos.
  Según nos detalla la Guardaparque Lucrecia Díaz,  especialista en el tema, durante esta temporada los pescadores  artesanales de Coronel Rosales han reportado 11 tortugas marinas. Estos  trabajadores del mar, representan una luz de esperanza para la su  conservación.
Fuente : http://www.elrosalenio.com.ar
Agradecemos a Ivana Apecena por Hacernos saber de esta nota..
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